Nº4
Para qué quiero un nombre,
si los únicos labios que me conocen
han perdido la voz.
Mejor llamarme nada,
y quien me busque
que acuda a mi vacío.
Tal vez un número,
uno de aquellos que nunca terminan
y jamás llegan a conocerse.
O una letra, eso soy,
una letra que deambula por el mundo.
Una palabra incompleta, en un libro absurdo.